La cultura del desecho

Conocida con otros nombres más comunes como «Consumismo» esta cultura nos impregna y se nos mete a todos, en todos los lugares. Se trata de que todo lo que tenemos debe cambiar lo más pronto posible. No podemos contener la necesidad de tener todo de la última generación, no importa que lo que tenemos siga sirviendo, hay que cambiarlo.

Nos conformamos con que las cosas dejen de servir sin rechistar y vamos a cambiarlo «que ya dio su vida útil», decimos,  o incluso sin haberla agotado del todo. Poco a poco la calidad además va bajando. El ejemplo que yo tengo es el de un aparato que por estas latitudes es casi que un artículo de primera necesidad: el ventilador. Los más jóvenes que esto lean podrán extrañarse  por esto, porque efectivamente lo más normal es que el ventilador que compraron (seguramente lo habrá comprado el progenitor) lo hayan tenido que cambiar no sé cuántas veces ya. Yo en cambio, a pesar de ser joven ( 😀 ) todavía recuerdo haber tenido ventiladores que duraban un montón de tiempo… hoy en cambio… Tan cierto es que este ventilador que ustedes ven acá lo usó mi hermano mayor y cuando se fue lo dejó en casa, pasó a mí que lo usé el tiempo que estuve en casa de mis papás y ahora de rebote lo tiene mi hermana en su casa… Es verdad: está «trancaceado» pero ha aguantado a los cuatro hermanos y ahora abanica campante a mis sobrinas… No es una obra de arte pero funciona:

Da todo lo que puede desde el inicio al final

Da todo lo que puede desde el inicio al final

Usar y tirar, esa es la consigna que hay que seguir, si no quieres estar «out».

El problema se da en dos sentidos: cuando este afán de cambio de las cosas materiales se vuelve obsesivo y de medios, esos objetos se vuelven en fin. Pero más grave aún cuando ese mismo afán desordenado se traslada a las relaciones interpersonales, cuando también en ellas se quiere «usar y tirar». Y es que las relaciones interpersonales son esencialmente permanentes… o al menos así deberían ser. Cuando uno comienza una relación de amistado o amorosa no está pensando en el momento en que se terminará porque de entrada se espera que dure para siempre ¿o acaso uno busca amigos/novio/novia/esposo/esposa para «usar y tirar»? Si es así algo mal hay en el individuo que por lo menos consideraremos un misántropo y por tanto alguien enfermo en su afectividad, podríamos decir que será el «recha» de siempre.

Lo normal por tanto es la permanencia. Habrá que examinar y rectificar si hemos caído en ese tremendo error de llevar al extremos la cultura de usar y tirar, no sólo en relación con los objetos, si no -que es peor- con las personas.

Estamos en tiempo de Navidad una época que en muchas ocasiones, lastimosamente, potencia esta cultura, pero que nos puede servir precisamente para ir contracorriente. Además es fin de año, tiempo para rectificar el rumbo -si lo llevamos equivocado- y comenzar el año nuevo con nuevos bríos.

¿Lo intentamos al menos?

Feliz Navidad y un Año 2014 que tenga el empeño de dar lo mejor de nosotros.

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